Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que no me importa.
No tengo paciencia para la hipocresía, las críticas y exigencias superiores de cualquier índole. Ya no pretendo agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedico un minuto a quien manipula o miente a descaro.
No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición.
Ya no tengo paciencia para quien no merece mi paciencia.
No tengo paciencia para la hipocresía, las críticas y exigencias superiores de cualquier índole. Ya no pretendo agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedico un minuto a quien manipula o miente a descaro.
No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición.
Ya no tengo paciencia para quien no merece mi paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario